martes, 5 de febrero de 2019



ROMANOS 10: 17
La fe es por el oír la Palabra de Dios… 

Los antiguos alcanzaron buen testimonio por la fe… Por la fe podemos alcanzar un buen testimonio, pero los antiguos como Abraham por ejemplo no contaban con los recursos de tener la palabra escrita o hablada a través de diferentes medios como en nuestros días, de modo que su relación íntima con Dios era el medio a través del cual hacían crecer su fe, de manera que la revelación abonaba a su testimonio porque esa revelación de Dios era creída por ellos, de modo que la fe aumentaba y Dios lo aceptaba como una manera de justicia; en nuestros días contamos con muchas herramientas que nos permiten oír la palabra de Dios pero también existen miles de mecanismos de distracción y entretenimiento que nos impiden acércanos confiadamente al trono de la gracia, es por eso que cada creyente debe alimentar su relación con Dios de manera dinámica, sincera y comprometida consigo mismo, con la responsabilidad que requiere la salvación gratuita que El Ungido, el Cristo Jesús nos ha entregado a través de su inigualable sacrificio en la cruz.
Una fe genuina es producto de creer a la revelación de Dios la cual se manifiesta en todos los creyentes pero no en todos es atendida, entendida y alimentada de la misma manera o incluso algunos no le dan la importancia porque no ven más allá de lo natural.
Para hacer crecer nuestra fe necesitamos conocer a Dios y para conocerlo debemos acercarnos a Él, conocerlo es mucho más que saber o creer que él existe, es entender su naturaleza, aceptarla y participar de ella con nuestra vida y nuestras acciones y todo esto se consigue a través de la revelación que es el medio que Dios utiliza para comunicarse con el ser humano.

Existe la revelación universal: Es la manifestación sobrenatural de Dios por medio de la cual él manifiesta a los creyentes la verdad de los tiempos y las edades y es lo que cada creyente debe aprovechar para su crecimiento espiritual, a causa de esta revelación es que nosotros algunas veces decimos: “esa palabra que escuché en la campaña, es la misma que Dios me dio a través de la palabra o lo que predicaron en la iglesia, lo vi en la televisión” Esto pasa porque es la revelación universal de Dios.

Existe la revelación personal: Es la palabra que Dios nos revela a nuestro espíritu pero que es exclusivamente para nosotros, lo que concierne a nuestra vida y nuestra relación personal y familiar con Dios, son los mandamientos y promesas que Dios nos hace directamente a nosotros, ya no es algo para una multitud en especial, es algo entre Dios y una persona específicamente, recordemos que cada persona vive experiencias únicas con Dios.

Existe la revelación de las cosas ocultas de Dios: Se trata de la revelación que recibimos a través de una búsqueda y un gran esfuerzo de nuestra relación íntima con Dios, es cuando Dios nos revela sus misterios, los acontecimientos proféticos y lo que él quiere hacer para que nosotros se lo hagamos conocer a la iglesia, esta revelación es maravillosa ya que Dios nos dice cosas que algunas veces nadie sabe y que tiene que ver con eventos en lugares, familias, pueblos y naciones, y si conocemos a Dios, entenderemos que Él puede cambiar de parecer con respecto a lo que nos está diciendo como pasó en el caso de Nínive que no fue destruida porque Dios tuvo misericordia a causa del arrepentimiento de sus moradores.
Entonces entendemos que la fe es una acción ya que lo que Dios nos habla requiere de actuar, ya sea en oración, en movimiento o en hablar a otros, sencillamente porque hemos creído a su hermosa Voz.
Es por esta razón que la Palabra de Dios nos dice que la fe viene por el oír la Palabra de Dios.

En el mundo Cristiano moderno, muchos parecen haber olvidado la reverencia a Dios y a su Palabra. Dios buscará a aquellas personas que tomen su Palabra en serio, que reconozcan la importancia de no tan sólo leerla, sino también de obedecerla; aunque la Palabra de Dios no solo llega a través de la lectura, es a través de las múltiples formas de revelación que Dios usa para hablarle a su pueblo.

Uno de los requisitos que necesitamos para tener una excelente relación con Dios es la humildad. Dios estará siempre cerca del humilde porque quien es altivo vive la naturaleza de su padre que es Satanás, mientras que el humilde vive la naturaleza que le permite conectarse con su Padre Jehová. Por esta razón es necesario que oremos para que Dios nos haga humildes, y eso implica vivir algunas experiencias que en algunos casos pueden ser dolorosas, porque es de esa manera como Dios nos procesa para forjar o formar nuestro carácter al parecer del carácter de Cristo, sin importar cuál sea nuestro temperamento.
Lo cierto es que necesitamos la humildad para que nuestra fe crezca, si no somos humildes jamás podremos estar cerca de Él y si no nos acercamos a Él no podremos conocerle y si no le conocemos no podemos recibir su revelación y sin la revelación no hay fe, mucha gente vive una actitud religiosa porque no son humildes y aunque leen la Palabra de Dios, esta no hace ningún efecto en su espíritu porque no la reciben con fe, es por eso que hay miles de creyentes que no crecen y se dedican a juzgar y condenar a todo el mundo porque la Palabra de Dios en ellos no ha sido revelada; el evangelio es la revelación de Dios al espíritu del hombre.

Los antiguos alcanzaron buen testimonio porque su humildad (Naturaleza genética hebrea) les permitió recibir la revelación de Dios y creerla; si nosotros también nos hacemos humildes (Como un niño) entonces podremos recibir en nuestro espíritu la Palabra revelada de Dios que hará crecer nuestra fe.

Los cristianos podemos asombrarnos de la manera en que Jesús demostró humildad en Su vida: nació en circunstancias muy humildes, lavó los pies de Sus discípulos, y finalmente aceptó la muerte indigna de un criminal en la cruz. “Haya, pues, en ustedes esta actitud que hubo también en Cristo Jesús, el cual, aunque existía en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse, sino que Se despojó a sí mismo tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres. Y hallándose en forma de hombre, se humilló El mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” (Filipenses 2:5-8).
El Contrito de Espíritu
Una de las maneras en que tratamos de obtener la aprobación de Dios es en ser perfectos. Tristemente, ninguno podrá alcanzar esa posición. Somos seres frágiles, sujetos a tentaciones y pecados. Dios nos creó frágiles. ¿Entonces, no hay esperanza? Gracias a Dios, Él no usa la perfección como criterio para agradarse de nosotros. Dios busca a personas que se acerquen a Él con espíritu contrito cuando no puedan cumplir con ese ideal. ¿Cómo usted responde cuando es confrontado con su pecado y sus debilidades? ¿Intenta justificarse y aún continúa la práctica pecaminosa? ¿O se cae de rodillas, se arrepiente y busca el perdón de Dios por su fracaso?

La palabra contrito”, literalmente significa estar magullado o aplastado. También tiene la connotación de ser golpeado, azotado, abatido y lisiado. En términos modernos, esta palabra describe a la persona lisiada o incapacitada. También quiere decir estar sinceramente arrepentido; sentir profundo dolor y aceptación de culpa por haber hecho algo malo.

Cuando Dios dice que mira a la persona de corazón contrito, Dios mira a la persona que, cuando peca, responde a sus acciones con profunda tristeza. Es mucho más que un simple reconocimiento de su pecado. Es un quebrantamiento ante el Santo Dios, que conduce al arrepentimiento y distanciamiento del pecado, apartándose y volviendo su corazón a la obediencia a Dios y a su Palabra





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