ROMANOS
10: 17
La fe es por el oír la Palabra
de Dios…
Los antiguos alcanzaron buen testimonio por la
fe… Por la fe podemos alcanzar un buen testimonio, pero los antiguos como
Abraham por ejemplo no contaban con los recursos de tener la palabra escrita o
hablada a través de diferentes medios como en nuestros días, de modo que su
relación íntima con Dios era el medio a través del cual hacían crecer su fe, de
manera que la revelación abonaba a su testimonio porque esa revelación de Dios
era creída por ellos, de modo que la fe aumentaba y Dios lo aceptaba como una
manera de justicia; en nuestros días contamos con muchas herramientas que nos
permiten oír la palabra de Dios pero también existen miles de mecanismos de
distracción y entretenimiento que nos impiden acércanos confiadamente al trono
de la gracia, es por eso que cada creyente debe alimentar su relación con Dios
de manera dinámica, sincera y comprometida consigo mismo, con la
responsabilidad que requiere la salvación gratuita que El Ungido, el Cristo
Jesús nos ha entregado a través de su inigualable sacrificio en la cruz.
Una fe genuina es producto de
creer a la revelación de Dios la cual se manifiesta en todos los creyentes pero
no en todos es atendida, entendida y alimentada de la misma manera o incluso
algunos no le dan la importancia porque no ven más allá de lo natural.
Para hacer crecer nuestra fe
necesitamos conocer a Dios y para conocerlo debemos acercarnos a Él, conocerlo
es mucho más que saber o creer que él existe, es entender su naturaleza,
aceptarla y participar de ella con nuestra vida y nuestras acciones y todo esto
se consigue a través de la revelación que es el medio que Dios utiliza para
comunicarse con el ser humano.
Existe
la revelación universal: Es la manifestación sobrenatural de Dios
por medio de la cual él manifiesta a los creyentes la verdad de los tiempos y
las edades y es lo que cada creyente debe aprovechar para su crecimiento
espiritual, a causa de esta revelación es que nosotros algunas veces decimos: “esa palabra que escuché en la campaña, es
la misma que Dios me dio a través de la palabra o lo que predicaron en la
iglesia, lo vi en la televisión” Esto pasa porque es la revelación
universal de Dios.
Existe
la revelación personal: Es la palabra que Dios nos revela a
nuestro espíritu pero que es exclusivamente para nosotros, lo que concierne a nuestra
vida y nuestra relación personal y familiar con Dios, son los mandamientos y
promesas que Dios nos hace directamente a nosotros, ya no es algo para una
multitud en especial, es algo entre Dios y una persona específicamente,
recordemos que cada persona vive experiencias únicas con Dios.
Existe
la revelación de las cosas ocultas de Dios: Se trata de la
revelación que recibimos a través de una búsqueda y un gran esfuerzo de nuestra
relación íntima con Dios, es cuando Dios nos revela sus misterios, los
acontecimientos proféticos y lo que él quiere hacer para que nosotros se lo
hagamos conocer a la iglesia, esta revelación es maravillosa ya que Dios nos
dice cosas que algunas veces nadie sabe y que tiene que ver con eventos en
lugares, familias, pueblos y naciones, y si conocemos a Dios, entenderemos que Él
puede cambiar de parecer con respecto a lo que nos está diciendo como pasó en
el caso de Nínive que no fue destruida porque Dios tuvo misericordia a causa
del arrepentimiento de sus moradores.
Entonces entendemos que la fe
es una acción ya que lo que Dios nos habla requiere de actuar, ya sea en
oración, en movimiento o en hablar a otros, sencillamente porque hemos creído a
su hermosa Voz.
Es por esta razón que la Palabra de Dios nos
dice que la fe viene por el oír la Palabra de Dios.
En el mundo Cristiano moderno, muchos parecen haber olvidado la
reverencia a Dios y a su Palabra. Dios buscará a aquellas personas que tomen su
Palabra en serio, que reconozcan la importancia de no tan sólo leerla, sino también
de obedecerla; aunque la Palabra de Dios no solo llega a través de la lectura,
es a través de las múltiples formas de revelación que Dios usa para hablarle a
su pueblo.
Uno de los requisitos que
necesitamos para tener una excelente relación con Dios es la humildad. Dios estará
siempre cerca del humilde porque quien es altivo vive la naturaleza de su padre
que es Satanás, mientras que el humilde vive la naturaleza que le permite
conectarse con su Padre Jehová. Por esta razón es necesario que oremos para que
Dios nos haga humildes, y eso implica vivir algunas experiencias que en algunos
casos pueden ser dolorosas, porque es de esa manera como Dios nos procesa para
forjar o formar nuestro carácter al parecer del carácter de Cristo, sin
importar cuál sea nuestro temperamento.
Lo cierto es que necesitamos la
humildad para que nuestra fe crezca, si no somos humildes jamás podremos estar cerca
de Él y si no nos acercamos a Él no podremos conocerle y si no le conocemos no
podemos recibir su revelación y sin la revelación no hay fe, mucha gente vive
una actitud religiosa porque no son humildes y aunque leen la Palabra de Dios,
esta no hace ningún efecto en su espíritu porque no la reciben con fe, es por
eso que hay miles de creyentes que no crecen y se dedican a juzgar y condenar a
todo el mundo porque la Palabra de Dios en ellos no ha sido revelada; el
evangelio es la revelación de Dios al espíritu del hombre.
Los antiguos alcanzaron buen
testimonio porque su humildad
(Naturaleza genética hebrea) les permitió recibir la revelación de Dios y
creerla; si nosotros también nos hacemos humildes (Como un niño) entonces
podremos recibir en nuestro espíritu la Palabra revelada de Dios que hará crecer
nuestra fe.
Los cristianos podemos asombrarnos de la manera en que Jesús
demostró humildad en Su vida: nació en circunstancias muy humildes, lavó los
pies de Sus discípulos, y finalmente aceptó la muerte indigna de un criminal en
la cruz. “Haya, pues, en ustedes
esta actitud que hubo también en Cristo Jesús, el cual, aunque existía en forma
de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse, sino que
Se despojó a sí mismo tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los
hombres. Y hallándose en forma de hombre, se humilló El mismo, haciéndose
obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” (Filipenses 2:5-8).
El Contrito de Espíritu
Una de las maneras en que tratamos de obtener la
aprobación de Dios es en ser perfectos. Tristemente, ninguno podrá alcanzar esa
posición. Somos seres frágiles, sujetos a tentaciones y pecados. Dios nos creó
frágiles. ¿Entonces, no hay esperanza? Gracias a Dios, Él no usa la perfección
como criterio para agradarse de nosotros. Dios busca a personas que se acerquen
a Él con espíritu contrito cuando no puedan cumplir con ese ideal. ¿Cómo usted
responde cuando es confrontado con su pecado y sus debilidades? ¿Intenta
justificarse y aún continúa la práctica pecaminosa? ¿O se cae de rodillas, se
arrepiente y busca el perdón de Dios por su fracaso?
La palabra “contrito”, literalmente significa estar magullado o aplastado.
También tiene la connotación de ser golpeado, azotado, abatido y lisiado. En
términos modernos, esta palabra describe a la persona lisiada o incapacitada. También
quiere decir estar sinceramente arrepentido; sentir profundo dolor y aceptación
de culpa por haber hecho algo malo.
Cuando Dios dice que mira a la persona de corazón
contrito, Dios mira a la persona que, cuando peca, responde a sus acciones con
profunda tristeza. Es mucho más que un simple reconocimiento de su pecado. Es
un quebrantamiento ante el Santo Dios, que conduce al arrepentimiento y
distanciamiento del pecado, apartándose y volviendo su corazón a la obediencia a Dios y a su Palabra
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