jueves, 22 de noviembre de 2018

LA DESOBEDIENCIA DEL HOMBRE


Apóstol R. J. Maestre C.

El escenario del hombre en el huerto de Edén era nuevo  para él aunque nunca había tenido otro tipo de experiencias en la vida, caminaba bajo la naturaleza divina sin temor y sin ningún tipo de maldad solo la inocencia y la comunión con Dios le daban satisfacción como ser vivo eterno con la habilidad para procrearse y multiplicarse teniendo hijos que llenarían la tierra.


Es evidente que el hombre y las demás especies incluyendo también a la naturaleza no eran los únicos que vivían en el universo, notamos la existencia de un ser espiritual que de algún modo había entrado a influenciar a el ejército de seres vivos en el capítulo 3 de Génesis.

“Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Con que Dios ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?”

Hizo una pregunta afirmativa esperando conocer lo que en realidad Dios había dicho y sembrando así la duda en el corazón de la mujer.

Este pasaje nos revela claramente la intervención de un ser diferente a la serpiente, sin duda la serpiente había obedecido a alguien más que no era Dios entrado en un gobierno diferente al gobierno y a la naturaleza divina, algo o alguien había desestabilizado la inocencia y la paz de las cosas que Dios había creado en el huerto de Edén y sin duda debía ser alguien reconocido por Dios en reino y autoridad pero que ahora ya no le servía sino que estaba en su contra, en contra de su naturaleza y de sus planes, la serpiente estaba siendo controlada, tenía un gobierno que era diferente al divino operando en ella.

La explicación a esto la encontramos en Apc. 12:9 – 20: 2.

La mujer respondió a la serpiente “…Del fruto del árbol del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huero dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis.”
Por la respuesta de la mujer a la serpiente, notamos que ella estaba advertida por Adán sobre el fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal, ciertamente ella no estuvo presente al momento de Dios darle la orden a Adán de no comer de ese árbol, lo cual indica que Dios le había delegado esa responsabilidad a Adán quien debía ser responsable por su compañera también.
 Aquí las cosas llegaron a un punto muy peligroso para la mujer, entro en un terreno no negociable ni explorable, Dios había dado una orden invariable  y esto debía cumplirse.

Los detalles de la escritura revelan que un ser espiritual tenía un gran interés sobre las acciones del hombre y esto tenía un propósito que hoy conocemos y sabemos: Matar, hurtar y destruir.

El trabajo del maligno y su naturaleza habían influenciado y destruido la creación antes de que existiera el hombre, cuando Dios determinó ordenar su creación quiere decir que algo lo alguien la había destruido y desordenado: “…Porque tú destruiste tu tierra, mataste  a tu pueblo.” Isaías 14: 20” Aquí habla del lucero hijo de la mañana… diablo o Satanás y es obvio que él había hecho un desorden con el universo lo que hoy conocemos como cataclismo, de modo que la presencia de la naturaleza maligna había desordenado la creación antes de que existiera el hombre en la tierra. “...y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo,…” Gén.  1: 2.
  
Pero también podemos analizar que la intervención de Dios vuelve el propósito inicial con el universo, con su creación. “Porque así dijo Jehová, que creó los cielos, el que formó la tierra, el que la hizo y la compuso; no la creó en vano, para que fuese habitada la creó: yo soy Jehová y no hay otro” Isaías 45: 18.
La influencia o la presencia del maligno en el huerto de Edén se hace más evidente cuando la serpiente dice a la mujer: “…No moriréis” Sabemos que Satanás es el padre de mentira y que es mentiroso desde el principio y aquí no es el principio de su mentira, su principio se remonta a la eternidad pasada en el cielo cuando se reveló contra Dios a causa de su orgullo queriendo ser igual a Dios corrompiendo su sabiduría a causa de su hermosura. “¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones.
Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al altísimo.” Isaías 14: 12 – 15.
En la respuesta de la serpiente notamos el mismo interés, el mismo espíritu hablando con la mujer: “sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.” Gén 3: 5
La palabra SERÉIS COMO DIOS denota el mismo interés, querer ser Dios, la serpiente estaba seduciendo a la mujer para que pensara como ella piensa, le sembró su naturaleza, a través de las ideas de su mente.
Esto despertó la tentación en la mujer, el deseo de par pecar, el pecado nace, no es algo que no podemos evitar, la tentación nos produce el deseo de pecar y en nuestra razón podemos decidir entre pecar y no pecar.

Existen varias acciones del mal durante la tentación.
“Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos”…
Aquí la tentación entró por la vista, de modo que las palabras de la serpiente surtieron efecto en la mujer a través de sus sentidos, lo vio con otros ojos, no con los ojos de la inocencia y mucho menos con los ojos de la obediencia, lo codició, sin duda las palabra de la serpiente surtieron efecto en la mujer porque después de codiciarlo también lo deseó.

La codicia despertó en la mujer el deseo de alcanzar la sabiduría.
La vanagloria de la vida
La llevó a  tomar de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella.
 La serpiente había contaminado la mente de la mujer y a su vez la mente del hombre a causa del  efecto la la palabra sembrada por la serpiente.
El pecado (La desobediencia)
En este punto ya el daño estaba hecho, el pecado o la desobediencia estaban consumados, lo difícil, para nosotros es arreglar lo que solo Dios puede arreglar, el Edén, sus beneficios, la bendición fueron tiradas a un lado por una codicia, por querer experimentar algo que estaba fuera del orden y la voluntad de Dios, cuando nos desviamos de su plan, de su palabra entonces tenemos que enfrenar las consecuencias, las cuales afectaron en este caso a toda la creación.
Jesús vino a cerrar la brecha que abrió el pecado… Recíbelo como tu único y suficiente salvador personal y obtendrás la vida eterna…

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