La unción
La unción, como se describe en la Biblia, puede
definirse como: “Dios, a través de la carne, realizando obras que ésta no puede
hacer”. Es decir, Dios
ejecutando acciones que sólo Él puede llevar a cabo, y realizándolas a través
de carne y sangre o mediante vasos de barro (lea 2 Corintios 4:7).
El significado fundamental del término bíblico ungir es: “derramar sobre, untar encima de o frotar en”. En el Antiguo
Testamento, alguien que era ungido por Dios para un servicio especial, debía
ser ungido con aceite. Por ejemplo, Saúl, y luego David, fueron ungidos con
aceite por el profeta Samuel cuando Dios le reveló que Él lo había elegido para
ser rey de Israel. Cuando el rey Saúl se reveló contra Dios y trató de
matar a David, él rehusó lastimarlo, pues Saúl era “el Ungido de Dios” (1
Samuel 24:6).
Ser ungido por Dios no es sólo ser elegido, sino también ser
investido de poder por Él para realizar la tarea u ocupar una posición a la
cual Él lo ha llamado. Tanto la palabra hebrea Mesías, así como
la palabra griega Cristo
significan: “el Ungido y Su Unción”.
La unción fue la señal de la venida del Redentor de
Israel. El profeta Isaías viendo más allá en el tiempo por el Espíritu de
Dios, vio a Uno por medio del cual el yugo [de la opresión de Satanás] sería
destruido a causa de la unción (Isaías 10:27). La palabra destruido significa: “completamente dañado más de lo usual,
estar destruido, no bueno para el uso (del diablo)”.
Jesús, leyendo otra profecía mesiánica en Isaías, dijo: «El Espíritu del Señor está sobre
mí, por cuanto me ha ungido...». Después de ungirlo, ¿para qué fue
enviado por el Espíritu?:
«Para dar buenas nuevas a los pobres… a sanar a los quebrantados de corazón… A
pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos…A poner en libertad a
los oprimidos» (Lucas 4:18-19). Sobre Jesús estaba el poder
de Dios, el cual destruye yugos y quita cargas.
Las noticias que proclamaba el Ungido y Su Unción eran las buenas nuevas o el evangelio que la Iglesia primitiva ministraba. Cuando Pedro fue
llamado a predicar el mensaje básico del evangelio a los gentiles por primera
vez, lo primero que él les dijo fue: «cómo
Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret: y cómo éste
anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo; porque
Dios estaba con él» (Hechos 10:38-39). Cuando Felipe predicaba de
Cristo (el Ungido y Su Unción) en Samaria: «Y
la gente, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y
viendo las señales que hacía. Porque de muchos que tenían espíritus
inmundos, salían éstos dando grandes voces; y muchos paralíticos y cojos eran
sanados» (lea Hechos 8:6-8). Ellos escucharon y recibieron
las buenas nuevas que el Ungido y Su Unción habían traído para destruir los
yugos de su pasado. Al momento de recibirlo, Dios lo confirmaba así como
lo hizo en el ministerio de Jesús.
La unción es la presencia de Dios impartida por el Espíritu
Santo. La unción estaba en Jesús por el Espíritu Santo (lea Lucas 4:18;
Hechos 10:38) La unción que hemos recibido de Jesús es por medio del Espíritu
(compare 1 Juan 2:20, 26-27, Juan 14:26). La unción es el Espíritu y el
poder de Dios para servir en este mundo. ¡Jesús ha provisto la misma presencia
del Espíritu Santo y el mismo poder para que sirvamos en esta Tierra. Jesús ha
provisto para nosotros, la misma presencia del Espíritu Santo y ¡el mismo poder
que Él tuvo en Su ministerio!
La palabra
Cristo no es sólo otro nombre para Jesús, sino se refiere al
Ungido y la Unción que estaba sobre y en Él. De la misma manera, la
palabra cristianos
significa más que sólo seguidores de Jesús. Quiere decir: “los ungidos”.
La misma unción que destruye yugos que estuvo en Jesús está disponible para
usted.
Lea de nuevo en 1 Juan 2:27: «Pero la unción que vosotros recibisteis de él
permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como
la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira,
según ella os ha enseñado, permaneced en él» Estas dos
últimas palabras también podrían traducirse: “en esto”. Es decir, la
frase podría estar exhortando a los creyentes a que permanezcan en el Ungido,
Jesús, o que permanezcan en la unción misma. Ambas interpretaciones son
correctas, pues usted no puede separar al Ungido de la unción. Si usted
está en el Ungido, entonces usted está en la unción.
Le animo a que busque en el Nuevo Testamento, cada versículo
que utilice la palabra Cristo. Cada vez que la encuentre, tradúzcala como “el
Ungido y Su Unción”. Luego medite en la nueva revelación de este
significado en cada escritura. Comience con los versículos que dicen en Cristo o a
través de Cristo y tradúzcalos a “en (por
medio de) el Ungido y (a través de) Su unción”. Esto cambiará su vida.
Si usted está en
Cristo, hay una unción para cada cosa a la que usted ha sido
llamado, no importa qué tan pequeña o qué tan grande sea la tarea. Esto
es lo que el apóstol Pablo quiso decir cuando expresó: «Todo lo puedo en Cristo [El
Ungido y Su Unción] que
me fortalece» (Filipenses 4:13). Note que él no dijo: “quien
me fortalece”, sino «…que
me fortalece». Él se refería a la unción. La misma
unción que le permitió nacer de nuevo sanará su cuerpo, lo ayudará a tener
éxito en sus negocios, y le dará el poder para prosperar en espíritu, alma y
cuerpo, y en cualquier aspecto de su vida (lea Lucas 5:20-24).
No hay comentarios:
Publicar un comentario